I. Presentación
Por Epifanio Baca.-
Coordinador del programa de Industrias Extractivas
En el 2023, la economía peruana tuvo el peor desempeño desde 1998, sin considerar el
año de la pandemia, con una disminución del producto bruto interno (PBI) del 0.55%.
Los sectores que marcaron cifras negativas fueron: manufactura, pesca y construcción,
mientras que el sector minero y la agricultura tuvieron resultados positivos. Según la
Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat) los ingresos
tributarios disminuyeron en un 6.7%, con una mayor contracción del sector minero, del
orden del 31.7%, a pesar de haber crecido en un 9.5%.
Los analistas económicos coinciden en señalar que este mal desempeño de la economía
y el estancamiento de las inversiones privadas se debió, en buena parte, al deterioro de la
confianza de los inversionistas por lo que ocurre en el país: alta inestabilidad y crisis política,
un sistema de justicia que no respeta el Estado de derecho y un Poder Legislativo que toma
decisiones guiado por intereses particulares (beneficios tributarios a empresas textiles,
hoteleras o de agroexportación, ampliación de plazos para la formalización minera, etc.).
Por otro lado, diversos sectores empresariales y políticos coinciden en reclamar al Gobierno
que dé prioridad al sector minero para reactivar la economía y así aprovechar la coyuntura
favorable de los precios. Sin embargo, más allá del discurso, el Gobierno no es capaz
de definir un rumbo claro en ese sentido y se encuentra atrapado por los escándalos de
corrupción y el ascenso incontenible de la inseguridad ciudadana. En su intención por
reactivar las inversiones, el entonces ministro de Energía y Minas, Rómulo Mucho, anunció
el destrabe de los proyectos Tía María y Conga, lo cual no tuvo mayor trascendencia.
En ese contexto, el aporte tributario del sector minero en el 2023 ha seguido con la tendencia
a la baja. La renta minera que captura el Estado disminuyó en un 19% respecto del año
previo. La ratio que mide la relación entre el impuesto a la renta y el valor de la producción
minera (IR/VPM) estuvo en el 4.1%, mientras que en los años del superciclo bordeaba el 10%.
Altas cotizaciones y baja tributación es lo que caracteriza al sector en los últimos dos años.
Luego de tener un buen año en el 2022, el sector hidrocarburos acusó los efectos de la baja
en las cotizaciones en el 2023, especialmente del gas natural. Como consecuencia de ello, la
renta de hidrocarburos se contrajo en un 36% en este año. La actividad de hidrocarburos
opera sin mayores dificultades en la región del Cusco, mientras que en Loreto no sale de
la crisis que la afecta desde hace varios años, producto de la alta conflictividad asociada a
los impactos socioambientales negativos y la falta de inversiones.
Estos temas se analizan en el presente reporte y se explica de qué manera estos aspectos
han afectado la renta de las actividades extractivas y los volúmenes que se transfieren a las
regiones. Asimismo se da cuenta de la distribución de los recursos entre estas.
En este reporte se aborda también el gasto de las universidades públicas con recursos del
canon y las regalías. Se constata que se priorizan las inversiones en infraestructura, mientras
que el gasto en investigación y desarrollo es menor y casi inexistente en las universidades
públicas relativamente nuevas.
La publicación del presente Reporte Nacional N° 28 de Vigilancia de las Industrias Extractivas
(Balance 2023) ha sido posible gracias al apoyo de Pan para el Mundo, de la Fundación
Ford, de Natural Resource Governance Institute y la Fundación Gordon & Betty Moore.
