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IV. Conclusiones

Al finalizar el 2024, los lotes 192 y 8 se encontraban relativamente paralizados y se carecía
de propuestas de solución a corto plazo de parte de los actores principales (empresas
y federaciones indígenas), a pesar de la existencia de contratos vigentes, como el del
lote 8, donde la empresa Upland Oil and Gas, sucursal del Perú, tiene un contrato de
licencia temporal con vigencia de cuatro años, que caduca el 2028. Es el caso también
del lote 192, para el que se aprobó la modificación del contrato de licencia de la empresa
Altamesa Energy Peru S.A.C. a fin de que reflejara la cesión de la posición contractual
de Petroperú en su favor (Decreto Supremo 005-2024-EM). La empresa se encuentra
en muy mala posición financiera y mantiene deudas impagas con sus proveedores, en
particular, con las empresas comunales, a las que desde septiembre del 2024 prometió
pagarles el 19 de diciembre,40 compromiso que no cumplió y optó por declararse
técnicamente en quiebra. De esta manera, el lote quedó inoperativo en espera de una
solución para dar continuidad al contrato o de un nuevo socio para una nueva cesión
de la posición contractual.

El lote 8 tiene más posibilidades de retomar sus operaciones de producción de manera
continua, al mantener su infraestructura intacta, lo que no ocurre con el lote 192, que
viene definiendo detalles en sus acuerdos con las federaciones indígenas, sobre todo
en el aspecto laboral y mantiene posiciones inflexibles con respecto a la creación de
empresas comunales,41 para que estas atiendan los múltiples servicios que necesita la
empresa Upland. En octubre del 2024 (una vez) y en diciembre del mismo años (tres
veces), el lote 8 produjo 35 068 barriles de petróleo. Diciembre fue el mes de mayor
actividad, con 29 789 barriles,42 que representaron el 85% del total producido en el año
y contribuyeron a la generación de canon petrolero y de regalías.

En estas condiciones de operatividad, el lote 8 tiene mejores condiciones de establecer
relaciones comunitarias constructivas y de dejar el territorio en relativa calma para
ingresar a su etapa de operatividad de manera continua a partir del 2025, con lo cual
activaría el empleo directo para las poblaciones locales y contribuiría a la reactivación
económica. En cambio, la situación del lote 192 es distinta: su reactivación va a
demorar más tiempo, hasta encontrar a un nuevo operador con capacidad para registrar
información real sobre las condiciones sociales (conflictividad) del territorio y de manejar
las condiciones de operatividad de su infraestructura expuesta al vandalismo dentro de
sus instalaciones.